25 mar 2024

El tiempo no corre en vano

RELOJ SIN MANECILLAS (1961)

Carson McCullers


Por Ángel E. Lejarriaga



Lula Carson Smith - Carson McCullers (1917-1967), norteamericana, tuvo un amplio reconocimiento literario a los veintitrés años debido al éxito de su novela El corazón es un cazador solitario.

Su padre, Lamar Smith, regentaba una joyería relojería con la que mantenía a la familia compuesta por esposa, Vera Smith, y dos hijas y un hijo: Lula, Marguerite y Lamar Jr. Desde muy pequeña comenzó a escribir y tocar música. A pesar de su talento para las letras su otro talento, la música, la llevó a estudiar piano hasta los diecisiete años. Carson contó que había empezado a escribir con un máquina que le había regalado su madre a los quince años. La madre estaba obsesionada con la idea de que su hija fuera una gran concertista y potenciaba sus estudios con esmero. Su destino parecía estar teledirigido. De hecho viajó a New York para matricularse en una famosa escuela de la ciudad, la Juilliard. En ese momento el destino provocó un cambio brusco en su trayectoria. Durante ese viaje perdió el dinero de la matrícula; a partir de ahí se olvidó de la música. Como no tenía sustento económico tuvo que trabajar de paseadora de perros y de camarera mientras estudiaba escritura en la Universidad de Columbia y en la de New York. Una enfermedad respiratoria le obligó a regresar a su casa. Carson siempre estuvo enferma y éste sería sólo uno de los infinitos episodios que tuvo que soportar hasta el final de sus días. En cualquier caso, durante esta convalecencia escribió el relato Wunderkind (1936), que consiguió publicar en la revista Story. También durante este periodo hilvanó lo que más adelante sería El corazón es un cazador solitario.

Un año más tarde contrajo matrimonio con James Reeves McCuller. En el momento de casarse llegaron a un acuerdo prematrimonial en toda regla: él la mantendría hasta que acabara su novela y después ella trabajaría y él dejaría su empleo de cobrador de deudas. El caso es que este acuerdo no llegó a cumplirse, entre otras cosas porque la pareja entró en crisis con rapidez. En 1941 se divorciaron. Tras el éxito cosechado con su primera novela, siguió escribiendo y publicando, y se relacionó con lo más granado intelectualmente de Brooklyn: W. H. Auden, Paul Bowles, Jane Bowles, Benjamin Britten y Tennesse Williams. Recibió varios premios, que unidos a las rentas de su primera novela la permitían vivir con holgura. En 1945 volvió a casarse con Reeves. Durante este periodo le aquejaron varias enfermedades que la postraron en una cama. Tras la nueva boda el matrimonio se marchó a París donde Carson fue bien acogida por la intelectualidad francesa. No obstante, su deterioro físico la perseguía, lo siguiente y casi definitivo que le aconteció fue un ictus cerebral que le paralizó medio cuerpo y le dejó sin la visión de un ojo. La vida se le puso muy cuesta arriba hasta el punto de intentar suicidarse sin éxito.

Es fácil imaginar el suplicio de sus días. Pero ahí no quedó el tema. Todavía tendría que penar más. Si creyéramos en el vudú se podría afirmar sin temor a error que alguien le estaba clavando agujas maléficas. Hacia 1953 Reeves se había convertido en un alcohólico deprimido que le propuso que se suicidaran. Ella se negó y se divorciaron, regresando a los EEUU. Él se quedó en París y se suicidó poco después. Carson intentó reponerse a tanta catástrofe y siguió escribiendo sin parar, afrontando entradas al quirófano para poder sobrevivir a sus múltiples dolencias. En 1961 se publicó Reloj sin manecillas, que recibió pésimas críticas. Aun así, en 1963 gozó de un gran éxito teatral con Reflejos en un ojo dorado. Hasta el momento de su muerte su salud la siguió torturando con dolor, invalidez, cáncer y finalmente con una hemorragia cerebral. A pesar de ello, mantuvo su actividad social e intelectual hasta el último momento.

Reloj sin manecillas (1961) fue su última novela. Lo cierto es que no tuvo buenas críticas, aunque, por citar a alguien conocido, dentro del universo literario, a Grahan Greene sí le gustó. La novela es entretenida y dramática. En ella se mezclan un racismo feroz con la decadencia terminal de uno de los personajes.

El relato está centrado en un pequeño pueblo de Georgia en el que la vida parece congelada a pesar de que el mundo fuera de él gira y cambia deprisa. Los personajes giran en su interior como actores obligados, con un corto papel de escasas miras que repiten sin cesar desde el principio de sus vidas, sin alteraciones significativas. Cada personaje tiene su historia, desde lulego, y su recorrido; por ejemplo, el juez Clane, un racista a la vieja usanza que sigue viviendo en la Guerra de secesión, que cita admirativamente al legendario general Lee. Hay que recordar que han transcurrido cien años desde que Lee cabalgó por el Sur. Le acompaña su nieto Jester, rebelde, que busca su espacio en un mundo restringido y retrógrado. También está Sherman Pew, afroamericano con la peculiaridad de poseer ojos azules, lo que hace que presumamos que en su árbol genealógico existe una relación interracial. Y el personaje quizá más importante, J. T. Malone, que deambula por la novela con cierto aturdimiento, acompañando a los otros, directa o indirectamente, un poco como un corcho a la deriva, mientras revisa lo que ha sido su vida: su tiempo se le acaba. Su reloj se va a parar, quizá se paró hace mucho tiempo pero él no se dio cuenta. Durante el relato piensa que se ha perdido por el camino de la existencia sin saber cuándo comenzó su derrota y desarraigo. La lectura de esta novela recuerda La muerte de Ivan Ilich (1886) de Lev Toltoi.

«Sentado, con el almirez en la mano, todavía le quedaba la suficiente serenidad para sorprenderse ante aquellas emociones contradictorias que habían hecho cambiar tan violentamente su corazón, en otro tiempo tan tierno. Se encontraba entre el amor y el odio, pero qué era lo que amaba y qué lo que odiaba permanecía poco claro. Por primera vez, sabía que la muerte estaba próxima. Pero el terror que le ahogaba no estaba causado por el conocimiento de su propia muerte. Se debía a algún misterioso drama que estaba desarrollándose, aunque Malone no sabía de qué se trataba. Su terror se debía a la incertidumbre de lo que ocurriría en aquellos próximos meses –¿cuánto tiempo?– que devorarían sus días contados. Era un hombre que escudriñaba un reloj sin manecillas.»

OBRA

Novelas
  • El corazón es un cazador solitario (1940)
  • Reflejos en un ojo dorado (1941)
  • Frankie y la boda (1946)
  • La balada del café triste (1951)
  • Reloj sin manecillas (1961)
Cuentos

Los relatos fueron reunidos después de su primera publicación en La balada del café triste.
  • "Wunderkind". Story, 1936.
  • "El jockey" ("The Jockey"). The New Yorker, 1941.
  • "Madame Zilensky" ("Madame Zilensky and the King of Finland"). The New Yorker, 1941.
  • "El transeúnte" ("TheSojourner"). Mademoiselle, 1950.
  • "Un dilema doméstico" ("A DomesticDilemma"). New York Post Magazine, en 1951.
  • "Un árbol. Una roca. Una nube" ("A Tree, a Rock, a Cloud"). Harper'sBazaar, 1942.
Teatro
  • Frankie y la boda (1951). Adaptación teatral que la misma autora hizo de su novela.
  • The Square Root of Wonderful (1957.
Poesía
  • Sweet as a Pickle and Clean as a Pig (1964). Poemas ilustrados para niños.
Publicaciones póstumas
  • The Mortgaged Heart (1974) es un conjunto de cuentos, poemas y ensayos breves no reunidos en libro y editados después de la muerte de McCullers por su hermana Marguerite.